Guía Diaria de Escitura Oración 2007

Guía Diario de Escritura y Oración

 
 
 
 

Día 1, Al Principio ya existía la Palabra (Juan 1:1-5).

Escritura
Génesis         1:2-2:4, Por su palabra, Dios crea el universo.
Salmo           104: 1-9, El Señor organiza toda la creación.
Apocalipsis   21:1-5, Dios hace nuevas todas las cosas.
Juan             1:1-5, Al Principio ya existía la Palabra.

Meditación
Al principio ya existía la Palabra... en este primer día de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, queremos contemplar la obra del Creador. En el silencio de los abismos - nos dice el Génesis - Dios crea el mundo por su Palabra. "Y dijo Dios..."  Al principio de los principios, cuando sólo había caos y confusión, la Palabra de Dios viene a romper el silencio para asignar a cada criatura su justo lugar. En la cumbre de la creación, Dios crea una única humanidad, a la imagen de su unicidad. El grupo que ha preparado el proyecto de esta Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos es originario de Sudáfrica. Sus miembros relataron cómo la epidemia del VIH/SIDA puede lanzar vidas humanas al desamparo. A menudo, también nosotros, tenemos la impresión que nuestro mundo es caótico: cuando los elementos naturales vienen a absorberlo todo, cuando la guerra nos sumerge en el pavor, cuando la enfermedad o el luto nos hunde en un gran abismo. "Y dijo Dios..." Ante tantos sufrimientos, todos los cristianos quieren creer que la obra del Creador continúa todavía. A pesar de sus divisiones, es una misma esperanza que vive en el corazón de todos los discípulos del Cristo: la Palabra de Dios sigue creando el mundo hoy, arrancándolo de la nada y del absurdo, manteniendo la humanidad en la unidad. El caos en el que vivimos puede ser paralizante. Con todo, hombres y mujeres de nuestra tierra no quieren resignarse al desaliento. Por ello en Sudáfrica, un grupo de mujeres (Kopanang), afectadas por el VIH, se reúne para realizar espléndidos tejidos. Sus creaciones permiten vivir a su familia. Nosotros también, creados a la imagen de Dios, podemos B a nuestra medida B hacer surgir la belleza allí donde reina el caos.

Oración
Dios Creador nuestro, contemplamos el esplendor de tu creación. Tu Palabra ha creado el universo. Te suplicamos, cuando nuestra vida cae en ruinas, que renueves tus maravillas. A pesar del escándalo de nuestras divisiones, podemos implorarte con una misma voz: que tu Palabra no deje de hacer nuevas todas las cosas en el corazón de nuestras vidas heridas. Danos el valor de ser nosotros también artesanos de la creación. Haz que la unidad que buscamos para nuestras iglesias esté verdaderamente al servicio de la unidad de toda la familia humana. Te pedimos. Amén.

Día 2, La palabra del Cristo nos salva (Marcos 7:31-37).

Escritura
Isaías             50:4-5, Dios me dio una lengua... para que sepa aliviar al débil.
Salmo            34:1-16, Bendeciré al Señor  en todo momento.
Colosenses    1:11-20, Jesús es la imagen de Dios invisible.
Marcos          7:31-37, Jesús hace oír los sordos y hablar los mudos.

Meditación
Intentaré medir el precio del don recibido del Señor Dios. Recibió el poder de una palabra que puede aliviar al débil y al que tiene el corazón destrozado. Para eso, necesita oídos para oír y aprender como un discípulo. Puesto que el Señor Dios lo llama, no puede darse media vuelta. San Pablo comprende que la Palabra definitiva se pronunció en Jesucristo. Nos presenta a la humanidad en la unidad de sus relaciones con el Hijo de Dios, imagen de Dios invisible, a semejanza de quien hemos sido creados. Dios nos sacó del poder de las tinieblas y nos hizo pasar al reino de su Hijo en quien tenemos la liberación y el perdón de los pecados. Por nuestro bautismo en Cristo, estamos unidos a él y Jesús reconcilia todas las cosas con Dios. Por la sangre de su cruz, tenemos acceso a la paz eterna. El paso del Evangelio muestra cómo el poder de Jesús permite al sordo oír su palabra salvadora y proclamarla después a los otros. Curiosamente, Jesús recomienda a la muchedumbre no hablar a nadie. Pero como toda buena noticia, no puede guardarse para sí. Los que estaban presentes se convirtieron en testigos del poder salvador del Mesías de Dios. No es sólo curada la persona que declara la bondad del Señor, sino también todos los que fueron testigos de este milagro. Mucha gente que sufre del silencio que rodea los temas tabúes, como la violencia de la que son objeto mujeres y niños, los crímenes en la sociedad y el VIH/SIDA, se animan a romper el silencio. Eso permite a otras personas ayudar a los que tienen gran necesidad. Así pues, vemos cómo Dios abre los oídos y desata las lenguas para comprender y proclamar la palabra salvadora del Cristo. Nuestra fe común celebrada en el bautismo nos hace capaces para proclamar juntos la compasión de Cristo. A pesar del sufrimiento, vamos acercándonos aún más a Cristo, ya que reconocemos que todo se reconcilia y se reúne en Cristo. Eso se afianza en el reconocimiento del único bautismo y en el deber que resulta de glorificar a Dios y su obra.

Oración
Dios compasivo, en Jesús tú has pronunciado la Palabra que nos salva. Por su intercesión, te pedimos que nuestros oídos estén abiertos a los gritos de quienes son víctimas de la conspiración del silencio. Que Jesús desate nuestras lenguas para que juntos podamos proclamar el poder de su amor que sana a todos los que sufren en silencio. Afiánzanos por la gracia de nuestro bautismo común para que la unidad que tenemos en Cristo sea nuestra fuerza para llevar esperanza a los que desesperan; que juntos proclamemos nuestra liberación en Cristo, nuestro Señor. Amén.

Día 3,  El Espíritu nos da la Palabra (Juan 15;26).
Escritura

Joel            3:1-2, Extenderé mi Espíritu sobre toda carne.
Salmo       104, Tu renuevas la faz de la tierra.
1Corintios 12;1-4,12-13, Nadie puede decir "Jesús es Señor" si no es por Espíritu Santo.
Juan           15:26-27;16:12-13, El Espíritu de la verdad dará testimonio de mí .

Meditación
Somos uno en el Espíritu. Todos nosotros hemos bebido de un único Espíritu. ¿Es un único Espíritu en el que hemos sido bautizados en un único cuerpo? Es el Espíritu Santo quien habla y nos da la energía vital, la fuerza interior para hablar, para anunciar y proclamar juntos la Buena Noticia del Reino de Dios. Deseamos vivir la vida del Espíritu, como comunidad en camino hacia la unidad. Si vivimos según el Espíritu, deseamos lo que quiere el Espíritu. Y el deseo del Espíritu es la vida y la paz. El Espíritu Santo nos hace actuar. Deseamos romper las distintas formas de silencio que nos obstaculizan y paralizan: situaciones caóticas, rupturas humanas, todo lo que hiere la dignidad de las personas y de los pueblos. ¿Cómo liberar la palabra? ¿Dónde encontrar la fuerza para sembrar una palabra de vida, de esperanza, de apertura? ¿Cómo retirarnos de todo lo que nos encierra y nos inmoviliza? El Espíritu que se extiende sobre toda carne nos impulsa a profetizar. Es el Espíritu que nos recrea renovando la faz de la tierra. Es el Espíritu que nos hace gritar "Jesús es Señor". Es el Espíritu quien da testimonio del Señor y que nos vuelve capaces de hacernos testigos llenos de valor. Es el Espíritu que Dios envía a nuestros corazones, que nos hace proclamar "Abba, Padre" y nos hace así tomar conciencia de nuestra identidad profunda: no somos ya esclavos sino hijos e hijas de Dios.

Oración
¡Ven, Espíritu Santo! Danos discernir en nuestro camino hacia la unidad, el don de tu presencia. Danos la fuerza interior para convertirnos en instrumentos de alegría y de esperanza para el mundo. Que tu inspiración nos mantenga unidos. Que tu voz nos dé la palabra conveniente para confesar juntos a nuestro Dios y Señor, y romper el silencio que destruye. Espíritu de vida y amor, renuévanos en la unidad. Amén.

Día 4, El silenco de los olvidados y los gritos de los que sufren (1Corintios 12:26)
Escritura

Éxodo        3:7-10, Dios oyó los gritos de los oprimidos.
Salmo         28:1-8, Señor, no te quedes mudo.
1Corintios  12:19-26, Muchos miembros pero un solo cuerpo en Cristo.
Marcos      15:33-41, Jesús gritó con fuerte voz: Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

Meditación
El mundo en el que vivimos es un mundo de gran sufrimiento. Casi a diario, la televisión difunde imágenes dramáticas y los periódicos nos narran terribles catástrofes que se abaten sobre las poblaciones. Pero a menudo no se reconocen las pruebas aguantadas por numerosas personas. Se olvida a toda esta gente. Se podría creer que sufren en silencio, pero eso es falso. Este silencio es más bien la prueba de nuestra ignorancia y nuestro egoísmo. Dios oye lo que a menudo no queremos oír. Oye los gritos de los que sufren y ve su opresión. No lo ignora (Ex 3). En la lectura del relato de la salida de Egipto del pueblo de Israel, los habitantes de Sudáfrica se acuerdan de su propia liberación del apartheid. Incluso si se reducían sistemáticamente al silencio, resonaban sus llamadas a la libertad y a la justicia; soportaron grandes sufrimientos y esperaron mucho tiempo antes de poder encontrar la libertad. Hoy en África, son numerosas las víctimas de la pandemia del VIH/SIDA. Ninguna guerra en el mundo ha sido tan fatal como el SIDA. Pero eso le interesa muy poco a la gente, en particular a la sociedad occidental. Un muro de silencio divide al mundo. El Salmo 28 nos muestra a la persona que sufre, que grita al Señor. En la miseria y la esperanza, se vuelve hacia Dios. Ella ruega y guarda la esperanza de que Dios lo verá, ya que otros no ven su dolor. Formamos un solo cuerpo en el Cristo compasivo. La miseria de algunos miembros no les afecta a ellos sólos, sino a todos. No podemos ignorar los gritos de los enfermos o pedirles callarse al decirles que Dios los juzga. Estamos vinculados los unos a los otros en un único cuerpo, el de Cristo. Juntos, debemos cuidar a los abandonados y a los ignorados. Ante el gran reto del VIH/SIDA, necesitamos una iglesia unida y no dividida. Necesitamos una iglesia donde todos cooperan y construyen una comunidad de compasión y de fe como cuerpo de Cristo; una comunidad que rompe el silencio de los olvidados y oye los gritos de todos los que sufren.

Oración
Dios eterno, tú eres la esperanza de los abandonados por nuestro mundo. Tú oyes el grito de los corazones heridos y la voz de las almas desesperadas. Enséñanos, por el poder de tu Espíritu, a oír con tus oídos y en silencio saber percibir la voz de los que sufren y esperan. Como miembros del único cuerpo del Cristo, haz que siempre seamos más una comunión de compasión y un signo profético de la encarnación de tu gracia y de tu justicia. Amén.

Día 5, Dios juzga nuestro silencio (Mateo 25:45)
Escritura

Miqueas       6:6-8, ¿Qué espera de nosotros el Señor?.
Salmo           31:1-5, Dios, refugio y fiel salvador.
1Pedro         4:17, El juicio comienza por la casa de Dios.
Mateo          25:31-46, También conmigo dejasteis de hacerlo.

Meditación
Los que sufren en silencio - porque no tienen voz o fueron privados de ella - encuentran refugio y esperanza en Dios que es fiel en ayudarlos. Con razón buscan ayuda, no solamente ante Dios sino ante sus servidores, y en particular ante los cristianos y las iglesias. Estos últimos están llamados a expresar en nombre de los que no pueden tomar la palabra o no lo hacen, y ayudar a los que para hablarles: el Señor exige de nosotros que trabajemos sobre todo en favor de la justicia. A pesar de eso, las esperanzas de los que sufren tienen por respuesta nuestro silencio. Los cristianos y las iglesias no siempre defienden o trabajan en favor de los que están sin voz para capacitarlos a hablar por sí mismos. Estamos llamados a servir a los otros, hasta el más pequeño y con todo, a menudo faltamos a nuestro deber. Incluso sabiendo que Jesús está presente en los más pequeños, no siempre estamos dispuestos a ayudar como deberíamos. Como cristianos e iglesias - donde sea que nos encontremos - tenemos el deber de preguntarnos si no guardamos demasiado silencio cuando se trata de responder a algunas cuestiones: ¿Hacemos todo lo posible para hablar en nombre de los otros y para capacitarlos para que tomen la palabra? En caso negativo, ¿es porque no somos capaces de oír los gritos de los que sufren? ¿Las iglesias están a veces ocupadas en solucionar sus cuestiones internas sin oír los gritos de los que están fuera? ¿Las divisiones entre las iglesias impiden prestar atención a los gritos de los que sufren? Son cuestiones que preocupan, pero juntos, conseguiremos romper el silencio y así daremos prueba de nuestra unidad al servicio de los que sufren.

Oración
Dios, refugio y salvador nuestro, oye la palabra de los que están sin voz; abre sus bocas para que puedan hablar y concede finalmente justicia y la curación, la alegría y la paz. Abre nuestros oídos para que escuchemos los gritos de los que sufren; abre nuestros labios para que podamos hablar en su nombre; y abre nuestros corazones para que nos comprometamos en que otros tengan la posibilidad de expresarse. Amén.

Día 6, Encontrar la fuerza de hablar (Marcos 5:33).   

Escritura
Jueces         6:11-16, Yo estaré contigo.
Salmo         50:1-15, Invócame.
Hechos       5:26-32, Obedecer a Dios.
Marcos       5:24-34, Decir toda la verdad.

Meditación
Hay temas de los que se supone no debemos abordar: en particular los del sexo, el dinero y la religión. La actitud de Jesús hacia la mujer que sufría de hemorragias era a la vez innovadora e inaudita. La fe y la confianza en Jesús la impulsaron a acercarse a él con la seguridad de que le aportaría la curación. Jesús, cuando ella toca su vestido, siente que una fuerza salió de él mientras que la mujer se ve curada, encuentra la fuerza de hablar, y termina finalmente su historia hecha de largos sufrimientos silenciosos. En efecto, sólo después de que haya referido su experiencia, Jesús le dijo: estás curada. Las mismas iglesias pueden hablar de algunos temas que, por una razón u otra, son difíciles de abordar; para salir del contexto sudafricano, temas como la guerra y la paz, el capitalismo mundial y sus efectos destructivos, la tragedia de los solicitantes de asilo o los malos tratamientos ocasionados a los niños. Para la iglesia, esto no pude ser una alternativa, ya que ésta es su verdadera razón de ser. Dios pide a la iglesia proclamar su Palabra en el mundo, llevar la Buena Noticia a los que están en la necesidad; por lo tanto, las iglesias no pueden guardar silencio cuando fuerzas exteriores son un obstáculo a la encarnación de la Palabra de Dios. Con todo, sucede que las mismas iglesias impiden esta encarnación por sus divisiones y su desunión. La Palabra que se confió a las iglesias es una y sólo hablando con una misma voz y actuando con la misma solicitud darán prueba realmente y de manera creíble a esta Palabra. Las iglesias deben estar dispuestas por lo tanto a expresar su vergüenza ante sus propias divisiones. La curación no será posible si no conseguimos hablar de la dolorosa verdad de nuestra desunión.

Oración
Dios creador, por tu palabra se hizo un mundo bueno; tu Hijo resucitado intercede en nuestro favor; tu Espíritu nos guía hacia la verdad plena. Perdónanos por todas las veces en que nuestro silencio afectó al mundo que creaste, obstaculizó la realización de la obra de Cristo y ofuscó la verdad. Danos el valor, como personas y como iglesias, para proclamar a una sóla voz la verdad en el amor, encarnar tu compasión por todos los que sufren y extender la Buena Noticia de tu Evangelio por todo el mundo, en nombre del que es tu Palabra encarnada por nosotros, nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Día 7, Abandono (Salmo 22:1).
Escritura

Isaías         53:1-5, Llevó nuestros sufrimientos, soportó nuestros dolores.
Salmo        22:1-5, Abandono.
Romanos   8:35-36, ¿Separados del amor del Cristo?
Mateo       27:57-61, El amor hasta la muerte.

Meditación
El grito de abandono de Jesús en la cruz es eco de las palabras del salmista: "Por qué me has abandonado... no te quedes lejos". El sufriente servidor debe aguantar la vergüenza de ser ejecutado como un criminal ordinario. Viene a continuación el silencio total de la muerte y de la tumba, cerrada con la ayuda de una gran piedra, y María Magdalena y la otra María siguen callando, sin voz, ante el sepulcro. Hay momentos en nuestra vida donde el sufrimiento supera toda medida, donde ninguna palabra, ningún grito, ninguna lágrima, ningún gesto pueden expresar nuestro dolor. Es como si estuviéramos allí con las mujeres cerca de la tumba, viendo desaparecer todo lo que habíamos amado y deseado. Sin embargo, por su sufrimiento Cristo nos ha salvado. Llevó el dolor de toda la humanidad y por su muerte, perdonó todos nuestros pecados. Ha estado en la cruz para atraer hacia él a todos los hombres y mujeres. En su sufrimiento y su desasosiego sobre la cruz, tuvo verdaderamente la experiencia del dolor humano más oscuro y más espantoso. Cuanto más nos acercamos a la cruz del Cristo, más nos acercamos los unos de los otros. Cristo dió su vida por todos los hombres de la tierra y reconociendo que todos somos beneficiarios a partes iguales de su obra de salvación, descubrimos en eso nuestra unidad ya dada. La vida de la iglesia debe ser la expresión de esta unidad que es nuestra deuda hacia él.

Oración
Señor, tu que nos das la vida, tú que nos guardas en vida, te agradecemos que nos conozcas y comprendas nuestro sufrimiento. Por Cristo, tú has cargado sobre ti nuestras enfermedades, y por sus heridas nos has curado. Concédenos fe y valor cuando nos abatimos. Cuando el sufrimiento obscurece el sentido de la vida, haz que nos volvamos hacia Cristo que sufrió, pero venció a la muerte e hizo de nosotros un pueblo rescatado. En su nombre te lo pedimos. Amén.
 
Día 8, Resurrección y glorificación.
Escritura

Ezequiel         37:1-4, El Señor os sacará de vuestras tumbas.
Salmo            150, Que todo vivente alabe el Señor.
Romanos        8:31-39, Jesucristo ha muerto, más aún, ha resucitado... e intercede por nosotros!
Lucas             24:44-52, Los Apóstoles estaban continuamente en el templo bendiciendo a Dios.

Meditación
Sudáfrica cayó, víctima de la violencia y de la enfermedad. La muerte injusta llama a la puerta de todos los pobres de barrios de chabolas y zonas rurales. Por tanto, todos los domingos cada uno proclama con confianza la resurrección del Señor, a menudo después de haber asistido, el día anterior, a la sepultura de sus difuntos. La carta de San Pablo a los Romanos habla de Cristo resucitado sentado a la derecha del Padre de donde se nos anuncia que todo ser humano posee su lugar en Dios, testigo de la mediación divina que ofrece al mundo la reconciliación, el consuelo y el perdón. La confianza en el poder del amor de Dios nos da fuerza para afrontar la muerte y las situaciones que aparentemente nos agobian. Podemos también estar seguros que si nada puede separarnos del amor del Padre, por la gracia de Dios nada puede separarnos unos de otros. Dios hace brotar la vida de la muerte. Dios susurra una palabra de esperanza al oído de un pueblo luchador que cree, al oído de los que esperan con impaciencia la unidad. Es una esperanza en lo que Dios nos tiene preparado, donde los creyentes son apenas conscientes y que sigue siendo misterioso: la llegada del Reino de Dios. Es la esperanza de que todo el silencio desesperante y que la división constante desaparecerá un día, de modo que cada lengua pueda proclamar a una sola voz la gloria de Dios Padre.

Oración
Señor Dios: delante de la cruz de tu Hijo ofrecida al mundo contemplamos el sufrimiento de una humanidad que implora tu ayuda. Elevamos un himno de victoria "que proclame que Apor la muerte" ha sido vencida la muerte, y que esta nueva vida inaugurada en la mañana de Pascua nos ofrece la vida y la victoria sobre la muerte y las fuerzas del mal. Amén.

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